Le doy la bienvenida a la encíclica del Papa Francisco y admiro profundamente al Papa por su decisión de abogar – de manera clara, fuerte y con la completa autoridad moral de su posición –por la acción en contra del cambio climático mundial.
Como lo dijo el Papa Francisco tan elocuentemente esta mañana, tenemos una profunda responsabilidad de proteger a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos, del impacto perjudicial del cambio climático. Estoy convencido de que Estados Unidos tiene que liderar este esfuerzo, y es por esto que estoy comprometido a tomar acciones audaces aquí en este país y en el extranjero para reducir la contaminación de carbono, aumentar la energía limpia y la eficiencia energética, para construir resistencia en comunidades vulnerables, y alentar la administración responsable de nuestros recursos naturales. Debemos proteger a los pobres del mundo, que son quienes menos han contribuido a la crisis inminente y serán los más perjudicados si no la evitamos.
Espero discutir estos temas con el Papa Francisco cuando visite la Casa Blanca en septiembre. Y a medida que nos preparamos para las negociaciones climáticas globales en París este diciembre, espero que todos los líderes mundiales – y todos los hijos de Dios – reflexionen sobre el llamado del Papa Francisco para unirse al esfuerzo de cuidar de nuestro hogar común.